martes, 17 de septiembre de 2013

EN LA LARGA ESPERA...


        EL ANILLO DE GIGES

     Hay veces que uno escribe a sabiendas de la inutilidad de sus manifestaciones. Y aún cuando la posibilidad de que sirva para algo, es casi inexistente, siempre queda un último reducto de esperanza, en que alguna vez sean útiles.
     Esto viene acompañado, de una profunda tristeza, cuando se sigue observando el persistente cruce de provocaciones, insultos y descalificaciones, que imposibilitan cualquier aproximación  a lo que  debería encauzar todos los esfuerzos: A resolver la situación de las Urbanizaciones. Máxime, cuando los que podrían evitar esta situación no lo hacen, ni demuestran tener el mínimo interés en escuchar  propuesta alguna tendente a buscar un modelo urbanístico aceptable.
     No obstante y a pesar de todo lo dicho, los que de forma ingenua, seguimos apostando por urbanizar de una forma razonable, y que alguien demuestre un mínimo interés en escucharnos, persistiremos en nuestro propósito.
     Y en este camino, por si puede ayudar a la reflexión, exponemos a continuación algunas interpretaciones que se han hecho sobre el conocido mito del anillo de Giges:

     Platón, al comienzo del libro II, República, se plantea la cuestión de si es mejor ser justo o injusto. El discípulo Glaucón nos cuenta la historia del anillo de Giges, un pastor que estaba al servicio del rey de Lidia, y que cierto día se encontró un cadáver con un anillo que de forma casual, descubrió que al girarlo en su dedo se volvía invisible para los demás y que girándolo de nuevo volvía ser visible. Con esta posibilidad de pasar desapercibido fue a Palacio, atacó y mató al rey y se apoderó del Reino.

     Glaucón plantea, que si hubiera dos anillos como aquél y uno lo llevase una persona justa y otro el injusto, es opinión común que no habría persona de convicciones tan firmes como para perseverar en la justicia y abstenerse en absoluto en tocar lo de los demás. En nada diferirían, pues, los comportamientos del uno y del otro, que seguirían el mismo camino.
     Por lo tanto, como comenta Glaucón, quien tiene poder es injusto y sólo se es justo cuando no se dispone de los medios para cometer injusticias. Como vemos Glaucón confía poco en la imparcialidad del ser humano, y más cuando ese ser humano controla los instrumentos de cualquier tipo de poder.

     Ahondando más en estas reflexiones hemos podido leer algunos comentarios que transcribimos a continuación sobre la siguiente pregunta. ¿Por qué tantas personas luchan para acceder a cargos públicos en un circo romano duro, continuo y permanente?:
 
     "Los políticos actuales y futuros, en todo el mundo, sueñan en ser electos en un cargo público porque eso les significa ponerse el anillo de Giges; volverse intocables; no asumir sus responsabilidades y hacerse invisibles ante la sociedad, culpando a otros de los grandes problemas públicos y sociales"

     ...El anillo de Giges, se aspira a utilizarlo y es utilizado constantemente, desde la impunidad que da la invisibilidad del anonimato.

     ...Pero acabemos con una cita de Platón: "...Digo de los injustos que en su mayoría, aunque escapen en la juventud, terminan siendo atrapados y parecen estúpidos al final de su camino, y cuando llegan abatidos a la vejez, tanto los ciudadanos como los extranjeros se mofan de ellos; acaban derrotados y convertidos en lo que el oído educado no quiere escuchar..."

                                                                                                                               Pepe Marco           

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